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Salas I y II (Huérfanos)

Remover los cercos. Una lectura entre el mundo mapuche y la Unidad Popular

Curaduría: Cristian Vargas Paillahueque

Desde el 24 de noviembre

Desde principios del siglo XX, “Correr los cercos” representó una forma mediante la cual distintos particulares desdibujaron los límites oficiales de la tenencia de la tierra en manos mapuche. Sin embargo, dicho enunciado cobró otro sentido desde la Reforma Agraria y en la Unidad Popular, pues significaba volver a restituir la tierra perdida bajo el mismo ejercicio. Correr el cerco es, además, un dicho que indica un propósito de deslindar algo más allá de un estado actual. Esta exposición recurre a dicha metáfora de remoción para dar cuenta de una lectura visual posible, entre muchas, de la relación que hubo entre la Unidad Popular y el Pueblo Mapuche.

A través de un conjunto de fotografías, libros, audiovisuales y prensa, se busca articular un relato visual que exhibe las múltiples posiciones que adoptaron distintas comunidades mapuche en el período, y que refieren a la subversión, las etnografías, y los anhelos, como también, las fugas y entroncamientos con las izquierdas y la diversidad del campesinado. En este sentido Remover los cercos plantea, así, un imaginario mapuche clave en relación a la larga historia del movimiento político.

Salas III y IV (San Martín)

PACIFICACIÓN

Artista: Seba Calfuqueo

Desde el 24 de noviembre

Continuando con su investigación objetual, iconográfica y sensorial, Seba Calfuqueo compone PACIFICACIÓN un recorrido que cita en la materialidad y la imagen, la profundidad histórica de conocimientos tradicionales mapuche tensionada con la reverberación de maniobras históricas de usurpación y el expolio. El título refiere el proceso de ocupación y colonización militar de la Araucanía a mediados del siglo XIX, ejercidos como política estatal de radicación y reducción de indígenas. Entre 1851-1883 el concepto «pacificación» llamó tanto las maniobras de parlamentar como las estrategias de avance violento que incluyeron quema de tierras, fundación de fuertes y ciudades en asentamientos mapuche en el llamado «territorio de colonización». Este proceso propulsó la asimilación y adaptación forzada de las comunidades mapuche, con consecuencias y efectos irreversibles hasta la actualidad.

La artista escoge la platería mapuche como lugar objetual en tanto, usando las palabras de Juan Painecura Antinao (2011), condensa “el conocimiento y pertenencia cosmológica en cuanto al origen de la vida en general y de la vida humana mapuche en particular, así como la relación entre la vida y la muerte y los diferentes momentos y espacios en que transitamos los mapuche por los mismos”. Además de su valor como conocimiento técnico, base filosófica social y espiritual, el desarrollo de la platería mapuche refleja los vínculos entre comunidades expresando distintas etapas de una historia de intercambios forzados. Si bien los intercambios técnicos de la metalurgia avanzada en el territorio se extienden desde la invasión inca en el siglo XV, su difusión no llegará hasta mediados del XIX, cuando se multiplica la elaboración de piezas ornamentales de fabricación compleja, manufactura principalmente de adornos femeninos en plata como prendedores (tupu), zarcillos (upul) y artículos para arreos y aperos de cacique o longkos que fueron objetos relevantes para reflejar status y para fines rituales y festivos. Sus formas diversas en diseños y tipos viven una fractura radical con el proceso de ocupación mencionado. Piezas y replicas aquí presentes.remiten entonces a esta densidad simbólica cristalizada.

Las obras instalativas profundizan la relación del despojo y el cuerpo, poniendo a los espectadores en una inmersión que expande relaciones históricas a los sentidos como el olfato y el tacto. Una pieza de pelo que interviene el paso remite a la noción monumental de frontera, línea o corte, mientras que la video performance «Culpa» busca problematizar la historia y colonización militar del bosque reflexionando su continuidad.

Galería en cruz

Arte haitiano en Chile. Atis Ayisyen nan Chili

Curaduría; Camila Caris y Esperanza Hidalgo / Museo del Mundo

Desde el 24 de noviembre

Las prácticas artísticas desarrolladas en Haití, así como en la región del Caribe, si bien son reflejo de una serie de procesos complejos, se unen en la necesidad de comunicar una manera de entender y habitar el mundo.

Al iniciarse el éxodo de población haitiana hacia distintos países, entre ellos Chile, se movilizan con las personas su cultura, que viaja con ellas. Diversos artistas haitianos hoy hacen circular su arte, siendo éste una vía de sustento económico como de resistencia en la diáspora. Vemos desplegado en técnicas como la pintura, la escultura, la indumentaria, la cerámica, la poesía o la gastronomía profundos vínculos entre espiritualidad, vida cotidiana y política.

La exhibición “Arte haitiano en Chile” que hoy alberga la galería en cruz es parte de la investigación desarrollada por el Museo del Mundo, trabajo que nos invita a sumergirnos en la cultura haitiana a través de diversos objetos que nos acercan a este amplio y exuberante abanico de cultura material. Una primera aproximación a un universo que busca generar puentes de conocimiento intercultural.